TURISMO Y DIPLOMACIA CULTURAL: HERRAMIENTAS PARA LA RECONSTRUCCIÓN ECONÓMICA EN EL SEXENIO DE LÁZARO CÁRDENAS DEL RÍO 1934-1940[1]

Tourism and Cultural Diplomacy: Tools for Economic Reconstruction in the Sexennium of Lázaro Cárdenas del Río 1934-1940

 

BERENICE VARGAS CRUZ[2]

JOSÉ ANTONIO BERMÚDEZ MARTÍNEZ[3]

 

FECHA DE RECEPCIÓN: 11 DE MAYO DE 2025           

FECHA DE ACEPTACIÓN: 30 DE JULIO DE 2025

 

 

RESUMEN

 

Tras la Revolución Mexicana, y ante el panorama de inestabilidad económica que atravesaba México, los gobiernos comenzaron a ver el turismo como una herramienta importante para la reconstrucción y la proyección internacional, sin embargo, el estallido del movimiento revolucionario había deteriorado profundamente sus relaciones exteriores, especialmente con Estados Unidos, que veía a México como un país inestable y poco confiable, por lo cual, el gobierno Lázaro Cárdenas,  con el objetivo de revertir esta percepción negativa y restablecer vínculos con su vecino del norte, implementó diversas estrategias de diplomacia cultural que consistieron en la difusión de la riqueza cultural mexicana a través de medios impresos, fotografías y eventos culturales, buscando así, generar una imagen favorable del país ante la opinión pública y las instituciones estadounidenses. De manera que, el objetivo del presente artículo es analizar los mecanismos de diplomacia cultural mediante los cuales, el gobierno Cardenista promovió el turismo como una vía para reconstruir la economía nacional y restablecer las relaciones bilaterales con Estados Unidos, para ello, la investigación se basa en un enfoque cualitativo, sustentado en el análisis de fuentes de archivo. Resulta importante destacar que el estudio de este tema revela la importancia que adquirió la cultura como instrumento de política exterior y desarrollo económico.

 

Palabras clave: Turismo, Diplomacia cultural, Lázaro Cárdenas.

 

ABSTRACT

 

After the Mexican Revolution, and in light of the economic instability that Mexico was facing, governments began to see tourism as an important tool for reconstruction and international projection. However, the outbreak of the revolutionary movement had deeply deteriorated their foreign relations, especially with the United States, which viewed Mexico as an unstable and unreliable country. Therefore, the government of Lázaro Cárdenas, aiming to reverse this negative perception and re-establish ties with its northern neighbor, implemented various cultural diplomacy strategies that consisted of disseminating Mexican cultural wealth through printed media, photographs, and cultural events, thus seeking to generate a favorable image of the country before U.S. public opinion and institutions. Consequently, the objective of this article is to analyze the mechanisms of cultural diplomacy through which the Cardenista government promoted tourism as a means to rebuild the national economy and reestablish bilateral relations with the United States. The research is based on a qualitative approach, grounded in the analysis of archival sources. Finally, it is important to emphasize that the study of this topic reveals the importance that culture acquired as an instrument of foreign policy and economic development.

 

Key words: Tourism, Cultural diplomacy, Lázaro Cárdenas.

 

Introducción

Después de la Revolución Mexicana, surgió una nueva etapa marcada por “la necesidad de conciliar intereses entre el ámbito empresarial y el régimen del nuevo Estado”[4]. En este contexto, el turismo comenzó a percibirse como un elemento importante para la reconstrucción económica y el fortalecimiento de la identidad nacional, enmarcado dentro del nacionalismo revolucionario, además, sería una industria importante para proyectar una imagen de estabilidad y modernidad hacia el exterior.

Nuestra hipótesis es que a partir de los años veinte del siglo pasado y durante el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, el turismo se vio como una herramienta diplomática importante para fortalecer sus relaciones con los Estados Unidos, las cuales se habían fracturado debido a la inestabilidad política en el país provocada por la Revolución Mexicana y, por la suspensión del pago de la deuda externa durante el gobierno de Victoriano Huerta. Ante ello, el turismo se convirtió en una estrategia importante para mejorar la imagen del país en el exterior a través de la diplomacia cultural y restablecer la confianza en el gobierno mexicano, y en consecuencia con los inversionistas estadounidenses que atraerían el capital necesario para el desarrollo industrial.

De manera que, consideramos que la diplomacia cultural se convirtió en una herramienta estratégica relevante durante el gobierno Cardenista para atraer turistas internacionales mediante la organización de eventos culturales, la difusión de material publicitario en medios impresos y la invitación a miembros de la élite empresarial y diplomática extranjera para realizar viajes por nuestro país. 

Resulta importante mencionar que los gobiernos posrevolucionarios ya habían puesto en marcha la diplomacia cultural, con la finalidad de mejorar sus relaciones con el extranjero, principalmente con Estados Unidos, sin embargo, es hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas que estas medidas de diplomacia se intensifican y se hacen más formales, esto, debido a los factores internacionales, a su situación política con el extranjero y a que se había impulsado de manera significativa la creación de infraestructura y servicios que permitieran el desarrollo de la industria turística, haciendo de ella, una pieza importante dentro de su política económica y cultural. En ese sentido, el objetivo de este artículo es exponer los mecanismos de diplomacia mediante los cuales el gobierno cardenista logró impulsar el turismo y mejorar sus relaciones con Estados Unidos.

Para sustentar nuestra hipótesis, realizaremos un muy breve recorrido por las relaciones exteriores de los gobiernos posrevolucionarios, ya que es importante conocer cuáles fueron los vínculos y desafíos para que el turismo pudiera establecerse como un elemento de intercambio comercial y cultural entre México y los Estados Unidos. Posteriormente, en la segunda parte del artículo, abordaremos la definición y características de la diplomacia cultural o soft power, para comprender cuál es su propósito, mecanismos y su impacto económico y social dentro de la política exterior mexicana. Finalmente, expondremos las acciones implementadas por el sector privado estadounidense y el gobierno de Lázaro Cárdenas para promover la riqueza cultural e histórica de nuestro país en el extranjero.

La metodología empleada en este artículo se fundamenta en el análisis documental de fuentes provenientes del Archivo General de la Nación de México (AGN), específicamente del fondo de Lázaro Cárdenas. Se ha puesto especial énfasis en la caja 091, seleccionada por la organización y accesibilidad de su contenido. Estas fuentes serán analizadas desde una perspectiva cualitativa, buscando identificar las estrategias del gobierno mexicano para proyectar a México en el exterior.

 

Gobiernos Posrevolucionarios: Proyectos de reconstrucción económica, transformación social y relaciones exteriores

El término posrevolución “hace referencia a un periodo caracterizado por múltiples cambios políticos, económicos y sociales. Comenzó después de la promulgación de la Constitución de 1917 y el fin de la lucha de las facciones revolucionarias”[5]. Durante esta etapa, México fue testigo de diversas transformaciones, entre ellas, “el fortalecimiento de los gobiernos y de nuevas figuras públicas, así mismo, de la apertura de dependencias o entidades políticas que comenzaron a cumplir funciones relevantes en la construcción de las bases del Estado […] que actualmente conocemos”. [6]

Para lograrlo, se buscó la reorganización de la sociedad “a través de cuatro grandes programas que atenderían la salud, la vivienda, las obras de irrigación e infraestructura y la educación”[7], para ello, se implementaron programas sanitarios destinados a combatir enfermedades, mejorar las condiciones de salubridad en las comunidades y fomentar prácticas de higiene personal y colectiva. Paralelamente, se impulsaron iniciativas educativas que buscaron alfabetizar a la población y promover valores cívicos alineados con los ideales revolucionarios a través del arte, la música, las tradiciones y las festividades populares, que tenían el objetivo de integrar a las distintas regiones del país. Estas celebraciones fueron diseñadas para exaltar a los héroes nacionales, enalteciendo sus valores, sacrificios y contribuciones al cambio social, de manera que, se buscó reforzar el sentido de pertenencia a la nueva nación y establecer una narrativa histórica que legitimara a los gobernantes.

Así también, el arte cobró relevancia a través del muralismo, un movimiento artístico que se convirtió en un vehículo clave para difundir y “construir una identidad nacional para representar a los sectores de la sociedad mexicana mostrando las desigualdades sociales de la época, especialmente educativas y culturales”.[8] A través de murales y de artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, se plasmaron escenas de la lucha social y la historia del país.

La cultura nacional tomó un nuevo giro durante los gobiernos que se establecieron después de la Revolución Mexicana, al adoptar un enfoque que buscaba exaltar las raíces indígenas, las tradiciones populares y los símbolos patrios como elementos esenciales de la identidad mexicana, de tal modo que, la revalorización de la cultura nacional se fundamentó “en aquel ayer prehispánico y […] se recuperó todo un patrimonio que había sido segregado durante la Colonia y el primer siglo de vida republicana, periodo caracterizado por el desafecto y menosprecio hacia el mundo indígena y popular identificado con la exaltación desmedida de las cualidades y las ventajas  de los considerados “pueblos civilizados”, de origen europeo.”[9] Por lo tanto, “se transitó hacia a la desconfianza y rechazo hacia todo aquello que no era mexicano de origen.”[10]

Cabe resaltar, que los gobiernos se dedicaron a “recolectar las expresiones artísticas y culturales de cada una de las regiones del país. La china poblana, de Puebla y el mariachi del Bajío mexicano, fueron expresiones que se incorporaron al repertorio estereotípico nacional.”[11] De esta manera, no solo fomentaron un sentido de pertenencia, sino que también consolidaron un legado cultural que nos define actualmente.

Por otra parte, en el plano económico, la situación era desfavorable y estaba marcada por una profunda crisis, ya que los años de conflicto habían dejado devastados los campos, e interrumpido la producción agrícola e industrial. Sumado a lo anterior, el país enfrentaba grandes desigualdades sociales, una tasa alta de inflación y escasez de recursos, sobre todo, “en el periodo 1913-1916 cuando se registró la crisis económica más profunda, pues prácticamente todas las ramas de la actividad industrial resultaron afectadas, a excepción del petróleo y el henequén.”[12]

Lo anterior, exigía un esfuerzo considerable para reconstruir la economía mexicana, que necesitaba inversión extranjera para mejorar su infraestructura y acelerar el crecimiento económico, del mismo modo, requería el reconocimiento internacional por parte de Estados Unidos, para validar la legitimidad del gobierno mexicano en el ámbito global, lo que, a su vez, abriría las puertas a relaciones diplomáticas, comerciales y económicas más sólidas con diversos países, por lo cual, en la búsqueda de este reconocimiento, el turismo surgió como una opción estratégica para atraer dicha inversión extranjera. sobre todo, la participación de Estados Unidos, ya que su cercanía geográfica y su interés por el patrimonio cultural mexicano, generaría un flujo constante de visitantes y de capital monetario.

Además, el desarrollo de la industria turística permitiría proyectar una imagen positiva del país hacia el exterior a través de la exaltación de su riqueza cultural y natural. Así, los primeros esfuerzos surgieron durante el gobierno de Venustiano Carranza, que buscó retomar la actividad turística. Parte de ellos, pueden verse reflejados en el periódico El Pueblo, un medio en el que se publicaban, principalmente, “una serie de mensajes por parte del grupo revolucionario carrancista, convertidos en directrices y líneas propagandísticas, con los contenidos adecuados para su difusión”[13].

 El objetivo principal de este grupo y de sus publicaciones era el de “atacar sistemáticamente a sus enemigos, defender a sus ejércitos, a sus principales generales y, sobre todo, a su líder Venustiano Carranza”[14]. Además de esto último, en este periódico se publicaban los proyectos del gobierno carrancista, entre ellos el inicio de una industria turística después de la guerra, tal y como lo indica el encabezado de la publicación con fecha del 31 de enero de 1919, el turismo sería un “medio para el desarrollo de nuestro futuro intercambio comercial internacional.”[15] De acuerdo con la publicación, tras la Revolución Mexicana y el final de la Primera Guerra Mundial, era importante comenzar por la reconstrucción comercial e industrial de la nación, siendo la atracción del turismo “uno de los medios para que en los centros del dinero y de los hombres de trabajo, se despierte el interés por nuestro país y venga capital con miras sanas, buscando inversiones honestamente lucrativas”.[16]

Lo anterior sería posible por la riqueza cultural y natural que se extendía por todo el territorio, pues “difícil seria encontrar otro país en el mundo que presenten tan variadas zonas productoras, tan diversos climas y tan diversos paisajes como México. Desde las heladas cumbres de nuestras montañas hasta las calurosas costas que bañan el Golfo o el Pacífico.”[17] No obstante, a pesar del interés del grupo carrancista en incentivar la industria turística en beneficio de la nación, nunca se llevó a cabo nada en concreto, y sería uno de los puntos más importantes de reconstrucción nacional para los gobiernos posteriores, quienes buscaron fomentar el turismo.

Sin embargo, la Revolución Mexicana dejó una profunda marca en la percepción internacional de México, particularmente en Estados Unidos, donde los constantes conflictos entre las facciones revolucionarias y los daños ocasionados a intereses estadounidenses, generaron desconfianza y tensiones diplomáticas, además, los ataques a propiedades extranjeras y las incursiones de figuras como Pancho Villa en territorio estadounidense contribuyeron a consolidar una imagen de inestabilidad y peligro asociada a México, por lo que esta percepción negativa no solo afectó las relaciones comerciales entre ambos países, sino que también alejó a los inversionistas y turistas estadounidenses, quienes veían a México como un país sumido en el caos.

Este deterioro en la imagen internacional se convirtió en un desafío para los gobiernos posrevolucionarios, quienes buscaron activamente reconstruir las relaciones con los Estados Unidos y proyectar una nueva visión de México, por lo tanto, el turismo sería una estrategia que “respondía a la necesidad de promover una imagen positiva del México posrevolucionario en el exterior, que permitiera superar la percepción negativa del país creada por la Revolución Mexicana y alimentada por la prensa estadounidense”[18].

Para ello, los gobiernos recurrieron a “colocar al frente de las representaciones diplomáticas figuras destacadas del mundo cultural mexicano con la misión de aprovechar su prestigio y sus contactos con la élite cultural europea y americana para proyectar una imagen positiva del nuevo régimen político mediante una incesante actividad propagandística por medio de artículos, conferencias y actos públicos que llegaron a constituir una parte importante de su labor diplomática,”[19]sin embargo, la tarea de restablecer las relaciones exteriores de México con Estados Unidos después de la Revolución Mexicana no fue sencilla, ya que existía una profunda desconfianza por parte de Estados Unidos hacia el país vecino. Esta desconfianza se acentuó especialmente tras las declaraciones de Venustiano Carranza, quien a través de la Constitución de 1917 buscaba “romper toda dependencia económica con el extranjero”[20]

Posteriormente, bajo el mandato de Álvaro Obregón, las tensiones continuaron, especialmente en torno al artículo 27 de la Constitución Mexicana sobre “el impuesto a contratos y exportaciones petroleras, la devolución de los ferrocarriles a sus antiguos propietarios, la repartición de ejidos, las restricciones de propiedad a lo largo de las costas y fronteras mexicanas a los extranjeros […], las disputas fronterizas a lo largo del  Río Bravo, las dificultades en torno al pago de la deuda”[21] y los Tratados de Bucareli, que seguían siendo puntos de conflicto.

Aunque estas negociaciones concluyeron con el reconocimiento de Álvaro Obregón, quien supo negociar el pago de la deuda externa suspendida por Victoriano Huerta, así como las “compensaciones a los extranjeros por daños a sus personas o propiedades que hubieran sufrido durante la revolución”[22], dicha alianza, generó una gran controversia en la prensa y la sociedad mexicana, ya que se llegó a considerar que implicaba una aparente dependencia económica y un posible intervencionismo estadounidense en México. “Al respecto, el secretario de Hacienda, Adolfo de la Huerta, consideró que el tratado era una “traición” a la soberanía nacional. […]  por comprometer el desarrollo económico y político del país a cambio de obtener el reconocimiento diplomático de Estados Unidos.”[23]

Esta situación desencadenó la rebelión delahuertista a finales de 1923, sin embargo, fue “rápidamente sofocada por fuerzas obregonistas con armamento estadounidense y, debido a las controversias con los encuentros en Bucareli, representantes de ambas naciones aseguraron que no hubo firma de tratados ni obligaciones abusivas y que sólo se asentaron inconformidades o preocupaciones compartidas.”[24]En consecuencia, los acuerdos se mantuvieron como una "palabra de honor"; es decir, México no contrajo compromisos legales formales, sino que se limitó a cumplir de manera verbal las exigencias estadounidenses. “las minutas más específicas y arreglos sobre petróleo o materia agraria solo requirieron la ratificación del Poder Ejecutivo.”[25]

Posteriormente, con el ascenso del Gobierno de Plutarco Elías Calles en 1924 los acuerdos se pondrían en pausa y en 1926 terminarían por ser cancelados. Finalmente, “con la expropiación de las compañías petroleras en 1938, se cerró en definitiva el círculo de lo discutido en Bucareli, con otro tipo de acuerdos que solucionaron la agenda bilateral vinculada a reclamaciones, pago de la deuda externa, petróleo y aplicación agraria, y donde la reivindicación del nacionalismo mexicano, frente a Estados Unidos, pareció haber sido solucionada por el presidente Lázaro Cárdenas.”[26]

Resulta importante destacar que las relaciones entre Estados Unidos y el gobierno Lázaro Cárdenas, estuvieron marcadas por dos factores clave: las políticas del New Deal implementadas por Franklin D. Roosevelt y las medidas de expropiación agraria y petrolera impulsadas por Lázaro Cárdenas. El New Deal, se caracterizó por su enfoque en la cooperación internacional y la recuperación económica tras la Gran Depresión y creó un ambiente propicio para un diálogo más abierto entre ambas naciones, no obstante, la expropiación petrolera y agraria representó un desafío significativo en la relación entre ambos países, ya que afectó directamente a intereses económicos estadounidenses en México.

El inicio del sexenio de Lázaro Cárdenas coincide con el desplome de la economía estadounidense, resultado de la Gran Depresión que había comenzado en 1929, y para 1933, en dicho país “nueve mil bancos habían quebrado, el producto nacional bruto se había contraído 30 % en términos reales y la producción industrial había disminuido cerca de 50 %: los empresarios redujeron sus inversiones en 90% y el ingreso real de los trabajadores disminuyó 36 %. Además, el número de desempleados aumentó a 13 millones, lo que representaba una cuarta parte de la población económicamente activa.”[27]

Ante este panorama, el Presiente Roosevelt puso en marcha programas como el New Deal para la reconstrucción económica y la Política del Buen Vecino para mediar sus relaciones exteriores. La Política del Buen Vecino consistía en el “abandono definitivo del uso de la intervención directa y unilateral en los asuntos internos de otros estados.”[28] En un principio, “el presidente pretendía aplicar esta estrategia en todo el mundo, pero su puesta en marcha se redujo al continente americano.”[29]

En el caso de México, “la política del Buen Vecino aseguró una respuesta moderada por parte de los Estados Unidos ante las políticas puestas en marcha por Cárdenas: los estadounidenses no optarían por la intervención militar […], ni por la ruptura de relaciones diplomáticas ante la reforma agraria y la expropiación petrolera en contra de las propiedades de sus ciudadanos en México.”[30] De acuerdo con el historiador Jorge Schiavon, aunque la expropiación petrolera priorizó los intereses nacionales sobre los extranjeros, Estados Unidos prefirió “la negociación y la cooperación por medio de los canales diplomáticos tradicionales para asegurar el pago de una indemnización justa y […] en algunos casos, recurrieron a medidas de presión de relativamente baja intensidad, como el boicot a ciertas exportaciones”[31] o, en algunos casos, la difusión en medios impresos de una imagen negativa sobre México por parte de compañías petroleras que  subsidiaron ciertos periódicos y revistas para publicar artículos críticos que presentaban al país como inestable y poco confiable para la inversión y el turismo.

Como ejemplo de lo anterior, podemos encontrar el siguiente telegrama fechado el 23 mayo de 1940, en donde se le notifica al presidente Lázaro Cárdenas lo siguiente: “agencias de turismo de Estados Unidos están cancelando docenas de excursiones como resultado de propaganda alarmante hecho por compañías petroleras y enemigos de México punto [sic] me urgen las declaraciones redactadas por García Téllez por órdenes de usted en sentido que turistas están bienvenidas [sic] y que no corren peligro en venir a pasar su estancia.”[32] La respuesta a este telegrama la podemos resumir en lo siguiente:

 

 Los viajeros que visitan México, son siempre bienvenidos a esta tierra de tradición histórica y de belleza. Su estancia entre nosotros nos es grata y tanto los encargados de los servicios turísticos, como las autoridades, se esmeran en prestarles especial atención.

Las actuales condiciones de Europa han desviado hacia nuestra Patria fuertes corrientes de turismo norteamericano que se dirigían al Viejo Continente. Y ello nos satisface, no tanto por los beneficios económicos que el hecho implica, cuanto porque, siendo cada vez mayor el número de nuestros vecinos del norte que vienen a disfrutar del clima de nuestra tierra y a conocer sus magnificencias arqueológicas y arquitectónicas […].

El momento actual se caracteriza por una propaganda insidiosa que ataca a muchos pueblos, y México es, con frecuencia, el blanco de algunos ataques. Entre otras cosas, se ha llegado a decir que se incuban próximos movimientos sediciosos, lo que, naturalmente, inspira desconfianza a quienes desean visitarnos en viaje de placer. Tales versiones carecen de fundamento y puede asegurarse que uno de los actuales atractivos de México, es precisamente la paz de que disfruta su pueblo, entregado al trabajo […].

Los turistas norteamericanos pueden venir a México sin preocupaciones de ningún género, y con la seguridad de que aquí siempre nos hallamos con la mano extendida dispuesta a estrechar afectuosamente la suya.[33]

 

Así mismo, en esa misma fecha se envió la contestación en la que se extendía la orden del Secretario de Gobernación Lic. Ignacio García Téllez de enviar una serie de declaraciones del Presidente de la República para diversos periódicos extranjeros en relación con el turismo para contrarrestar la propaganda hecha por las compañías petroleras estadounidenses.

No obstante, la solución a este conflicto estuvo ligada con “el inicio de hostilidades en Europa y el Pacífico, que conducirían a la Segunda Guerra Mundial. El boicot establecido por las empresas extranjeras en contra de la industria petrolera mexicana recién nacionalizada resultaba inconveniente para el gobierno estadounidense, ya que la producción mexicana de combustible empezó a ser absorbida por las compras de los países del Eje”[34], además, “dado que las posibilidades de un conflicto mundial eran evidentes hacia 1939, el arreglo pacífico y rápido del conflicto con México era un imperativo para los Estados Unidos en ese momento. Así, los intereses nacionales estadounidenses y mexicanos coincidieron, relegando a un segundo plano el de las empresas petroleras privadas.”[35]

Respecto a la industria turística, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, hubo un importante desarrollo de la infraestructura en este rubro, entre ellas, la construcción de “carreteras, hoteles y estaciones de servicio. La apertura del primer tramo de la carretera panamericana en 1936, que conectaba a Laredo con la Ciudad de México, implicó no sólo un impulso al turismo internacional en automóvil, sino que significó una radical transformación del paisaje y del territorio nacional.”[36]

Así también, como parte de un proyecto nacional más amplio de modernización y crecimiento económico, se crearon leyes específicas en torno al turismo que regulaban su desarrollo y,  para coordinar estos esfuerzos, se establecieron comisiones administrativas encargadas de planificar, supervisar y promover la actividad turística, consolidando así una estructura institucional que dio orden y dirección al sector, convirtiéndolo en un pilar importante para la economía del país, por lo que, la imagen de “México ya no sería lugar de bebida, prostitución y juegos de azar, más bien su imagen se renovaría en el extranjero como sitio de tradiciones y de poblados pintorescos.”[37]

En este contexto, la diplomacia cultural, resultaría ser de suma importancia, ya que permitió a México promocionarse en el extranjero a través de su riqueza histórica y artística mediante presentaciones culturales, la difusión de su patrimonio en medios impresos, la organización de excursiones, que no solo fomentaron el interés de visitantes internacionales, sino que también consolidaron al turismo como un sector importante para el desarrollo económico y cultural del país.

 

Diplomacia cultural y fortalecimiento del sector turístico en México a través de la promoción de México en Estados Unidos

La cultura resulta ser un componente “esencial en el desarrollo humano y social como fuente de identidad, creatividad y como factor de crecimiento económico a nivel individual y comunitario”[38], al mismo tiempo, es un elemento fundamental para el desarrollo turístico, ya que capta visitantes de diversas partes del mundo que se ven atraídos por elementos como la gastronomía, la música, los bailes tradicionales, las fiestas populares y el patrimonio histórico.

Es por lo anterior, que “la cultura representa un elemento esencial de la política exterior para la proyección internacional de un país y su posicionamiento en el mundo, en donde el soft power resulta indispensable para la difusión y promoción de los valores de una nación.”[39] Siguiendo el ejemplo de Fabiola Rodríguez Barba (experta en diplomacia cultural), para entender de qué manera opera la diplomacia cultural, es importante definir primero qué es cultura y qué es diplomacia.

En el campo de la historia, la cultura es definida como toda creación humana, sin embargo, dentro de la antropología, definir el concepto de cultura se vuelve mucho más complejo, ya que su definición se ha transformado a lo largo del tiempo y ha sido enriquecida por diferentes vertientes, por ejemplo, desde ideologías como el marxismo o desde disciplinas como la sociología.

Un acercamiento más reciente al concepto de cultura surgió en los años 70, introducido por el antropólogo estadounidense Clifford Gueertz, quien defin a la cultura como pautas de significados “históricamente transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de las cuales lo individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias”[40], en otras palabras, la cultura según Geertz es un sistema de significados dentro de  un grupo en común y que es transmitido a lo largo del tiempo, expresándose en formas simbólicas que pueden ser el lenguaje, los rituales, el arte, las tradiciones y otros elementos simbólicos que permiten a las personas comunicarse, interpretar su realidad y construir una identidad colectiva.

Por otra parte, la diplomacia es “la ciencia de la constitución social y política de los Estados y el arte de conciliar los deberes, los derechos y los intereses. Su objetivo es mantener, afirmar y desarrollar las relaciones pacíficas entre los Estados”[41]. Siguiendo estas dos definiciones, podríamos decir que la diplomacia cultural, es el uso de la cultura como una herramienta para establecer y fortalecer relaciones en el ámbito internacional a través de la promoción de expresiones culturales, como el arte, la música, las tradiciones y el patrimonio histórico para desarrollar y mantener relaciones pacíficas entre las diferentes naciones.

Además de la definición mencionada, Fabiola Rodríguez, refiere que la diplomacia cultural es “el conjunto de estrategias y actividades llevadas a cabo por el Estado (y/o sus representantes) en el exterior a través de la cooperación cultural, educativa y científica (así como exposiciones y eventos culturales) con la finalidad de llevar a cabo los objetivos de política exterior, uno de los cuales es promover los valores y la cultura del país en el exterior, así como destacar una imagen positiva del país.”[42]

De esta manera, los objetivos de la diplomacia cultural son los siguientes:

ü  Promover los valores y cultura del país en el exterior, así como lograr una imagen de prestigio.

ü  Entendimiento mutuo entre naciones a través de la expresión de su cultura, lengua, tradiciones y valores.

ü  Aumentar su influencia en el escenario internacional.[43]

Por otra parte, algunas de las actividades que promueve la diplomacia cultural son las siguientes:

ü  “Organización y realización de eventos culturales y educativos a través de exposiciones, ferias y pabellones en donde se promueven las expresiones culturales y artísticas de los países (como la arquitectura, pintura, danza, gastronomía, etc.).

ü  Sostener encuentros y reuniones periódicas con los funcionarios, académicos y en menor medida con la sociedad civil de los países receptores con el fin de mantener relaciones bilaterales o multilaterales en materia cultural y educativa.

ü  Servir de enlace en la construcción de un mayor acercamiento entre los países.”[44]

 

Es a partir de estas definiciones y objetivos que podemos identificar las medidas implementadas durante el gobierno de Lázaro Cárdenas como un claro ejemplo de diplomacia cultural, ya que, durante su gobierno, utilizó estratégicamente la cultura como herramienta para proyectar una imagen positiva de México, fomentar el entendimiento internacional y fortalecer las relaciones diplomáticas en el exterior, especialmente con Estados Unidos, así, para ejemplificarlo expondremos algunas de las medidas que tomó dicho gobierno para promocionarse ante los demás países.

Si bien, estas estrategias de diplomacia cultural no son propias del Cardenismo, ya que, desde el gobierno de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Emilio Portes Gil, se intentó poner en marcha la diplomacia cultural, designando para ello a figuras destacadas del ámbito intelectual y artístico, con el propósito de proyectar una imagen positiva de México en el extranjero. Sin embargo, las evidencias documentales sobre estos esfuerzos son escasas, lo que dificulta evaluar su verdadero alcance o impacto, y, aunque estas iniciativas forman parte del contexto diplomático posrevolucionario, el eje central del presente artículo se centra en el gobierno de Lázaro Cárdenas, cuyas acciones y políticas marcaron un punto de inflexión más sólido y estructurado en la relación entre México y el exterior.

 De esta manera, las fuentes que hemos analizado permiten ver, entre otras cosas, las buenas relaciones de México con Estados unidos y su sector privado durante este periodo, lo cual permitió una mayor entrada de capital extranjero a México, destinada a la creación de infraestructura turística, del mismo modo permitió la difusión del patrimonio mexicano en medios impresos estadounidenses como una estrategia para incentivar el turismo, lo cual, exigió la necesidad de fotografías de paisajes de México, eventos culturales, y demás actividades que fuesen de gran interés para los turistas. Un ejemplo de lo anterior mencionado es el Daily New Deal, un periódico que se menciona a sí mismo como “the only english language daily in Mexico” (el único diario en idioma inglés en México) distribuido en los Estados Unidos y México, en donde se presentaban una serie de notas periodísticas acerca del gobierno cardenista; además de artículos en los cuales se informaba sobre diversos restaurantes, bares, hoteles, lugares para comprar mercancía, ropa, y  de sitios de interés, tales como Acapulco, Morelia y Guadalajara.

 

 

 


 

Imagen 1 Portada del periódico Daily New Deal. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, exp. 548/14, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 2. Información turística para los visitantes extranjeros en México. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp.548/14, s/f., México, 1940 Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 3. Ejemplo de lugares en la Ciudad de México donde turistas extranjeros pueden adquirir productos. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 4. Columna del periódico The Daily New Deal en donde se promociona Acapulco a los visitantes que llegan a México. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz

 

 

 

De esta manera, el periódico The Miami Daily News, en su edición del 19 de junio de 1938, publicó un artículo titulado “In The Land Of Curious Contrast” (En la tierra del curioso contraste) en la que menciona que “los turistas están seguros y bienvenidos en el pacífico y romántico viejo México”, ya que:

No hay lugar en este mundo que ofrezca tantas atracciones sorprendentes, todas en un solo lugar, como esta fascinante tierra de México. La bienvenida que se da a todos los visitantes es genuina y cálida. La seguridad está garantizada y todos están empeñados en complacer a cada visitante. Si bien el costo, debido a un tipo de cambio favorable, es extremadamente bajo, el alojamiento es excelente, la comida muy buena, al estilo americano o mexicano, y el servicio atento y cortés.

Los mexicanos son gente amante de la paz, con altos ideales democráticos y deseosos de hacer que sus huéspedes se sientan como en casa. Consideran un honor recibir a gente de lugares lejanos. Su vestimenta colorida y sus costumbres extrañas y atractivas son siempre una novedad para el visitante. Las hermosas obras de los artesanos nativos y otros maravillosos objetos de arte se pueden comprar prácticamente por una "sonrisa".

Es fácil llegar a México y viajar por él. Los medios de transporte son antiguos y modernos. Aviones veloces, nuevos barcos, ferrocarriles y automóviles, carreteras de nueva construcción y modernas, llevan a uno a algunos de los lugares más interesantes de esta tierra. En México se pueden visitar lugares de belleza insuperable, en altitudes altas o bajas, entre picos nevados y glaciares, volcanes y montañas imponentes […].[45]

 

Siguiendo esta misma corriente de propaganda, Ernesto Hidalgo, cónsul mexicano en Miami, expresó en una carta enviada el 10 de enero de 1938 al Secretario de Gobernación por parte del Consulado en Miami, un escrito en el que manifestó la buena voluntad del periódico The Miami Herald, de promocionar a México en sus páginas, por lo cual adjuntó una muestra de una publicación de este en favor del turismo en México en el estado de Florida. En dicha misiva, se menciona lo siguiente:

Con el presente tengo el honor de remitir a usted dos copias de la página dedicada a nuestro país, en el diario “The Miami Herald” de esta ciudad, siendo la primera de la serie que publicará dicho periódico como resultado del viaje que hiciera a nuestra República el señor Arthur L. Perper, representante del mencionado diario. Así mismo manifiesto a usted que el señor Perper estuvo a verme con este motivo, pidiéndome que le diera mi opinión sobre el particular, exponiendo al mismo tiempo que vería con gusto que se le hicieran sugestiones sobre la forma y presentación de las páginas, para utilizarlas en las siguientes ediciones […]. [46]

De esta manera, en dichas copias que hablan de nuestro país, se muestran diversos atractivos turísticos, que pudieran ser de interés al lector estadounidense en Miami. A continuación, se muestran algunos ejemplos:

Imagen 5. Columna del periódico The Miami Herald en donde se describe a la Ciudad de México. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940. Fotografía Berenice Vargas Cruz.

 

Imagen 6.

Fotografía del Ángel de la Independencia en el periódico The Miami Herald. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548.2/1, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 7. Fotografía de las ruinas de Uxmal en el periódico The Miami Herald. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja, 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Ahora bien, respecto a eventos culturales organizados en Estados Unidos, podemos encontrar los emprendidos por el Rockefeller Center, un espacio que se describe así mismo como “un lugar donde los neoyorquinos pudieran venir y rodearse de arte y motivos que celebraran lo mejor del espíritu humano”[47] a través de espacios donde se exhibía arte, historia y se organizaban eventos culturales, tal es el caso, de la Fiesta Mexicana organizada en el salón Rainbow del Centro Rockefeller, con el objetivo “de traer personas prominentes en todos los ramos sociales”[48]

 

Imagen 8. Portada del salón The Rainbow Room en donde se realizó la noche mexicana el 11 de enero de 1934. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940. Fotografía Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 9. Cartel promocional de la Gala fiesta mexicana, llevada a cabo en el Rainbow Room, por el Centro Rockfeller. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Por otra parte, respecto a la organización de viajes y excursiones a nuestro territorio podemos destacar los realizados por importantes empresarios y las diferentes personalidades de renombre en los Estados Unidos, los cuales, viajaban con el objetivo de visualizar las condiciones del país posterior a la Revolución, ya sea para realizar inversiones en México, o simplemente conocer el país. Algunos más eran invitados por el gobierno mexicano, proporcionándoles incluso itinerarios u opciones para conocer nuestro territorio, por ejemplo, la invitación hecha por Antonio Hidalgo B., al señor Gustave B. Spaht, del Departamento de Comercio de Los Ángeles, en el que se le ofrece un itinerario para recorrer Jalapa, Veracruz; Ciudad de México; Monterrey, Nuevo León; y parte de Nuevo Laredo. Se le expresa que “tendría la oportunidad de conocer el trópico mexicano y ciudades pintorescas en las que se observan los resultados que se han obtenido en el país con la política del gobierno revolucionario que rige sus destinos.”[49]

Los viajes realizados por la élite empresarial estadounidense a territorio mexicano resultaron ser sumamente beneficiosos, ya que no solo fortalecieron los lazos económicos y culturales entre ambos países, sino que también ayudaron a mejorar la percepción de México en el extranjero, pues estos visitantes quedaban maravillados por la riqueza cultural, la hospitalidad de su gente y la diversidad de paisajes del país. Un ejemplo de este impacto se refleja en una carta escrita el 19 de julio de 1939 por el asistente del presidente de Estados Unidos, quien expresó su admiración por México, destacando la belleza de su territorio. La traducción seria la siguiente:

Mi querido Presidente Cárdenas:

Acabo de regresar a Atlanta, Georgia, después de una visita muy agradable a su maravilloso país y a su hermosa ciudad, Ciudad de México, y no puedo evitar escribirle esta pequeña nota para hacerle saber cuánto disfruté de mi viaje y cuán amables y gentiles fueron todos ustedes conmigo y con mis amigos que me acompañaron. Nunca me han tratado con tanta cortesía y amabilidad universales y nunca he disfrutado tanto de un viaje ni he odiado tanto dejar un país. Se lo estoy contando a todos mis amigos y muchos de ellos están planeando visitar México en un futuro cercano. Por favor, acepten para mí y para mis amigos que estuvieron conmigo, nuestro más profundo agradecimiento.[50]

Por otra parte, en un telegrama dirigido al presidente Cárdenas el 9 de mayo de 1939, el dueño del Hotel Carlton, llamado Byron P. Walkers, manifiesta que “Ha visitado gran parte de México, en unión de otras personas, habiéndose dado cuenta del adelanto del país bajo el gobierno de usted; adelantos que se darán a conocer a su regreso a los EE. UU.”[51]

Este tipo de testimonios contribuyó a proyectar una imagen positiva de México, incentivando futuras visitas y colaboraciones. Cabe destacar, que, dentro de estas actividades, la presencia del sector privado tanto nacional como extranjero fue decisivo, ya que facilitaba la llegada de visitantes extranjeros al país. Esta relación entre el sector privado y el gobierno resultó mutuamente beneficiosa: mientras que las empresas privadas obtenían ganancias directas a partir de las promociones y del aumento en la afluencia de turistas, el gobierno se beneficiaba al fortalecer la industria turística, lo que contribuía al desarrollo económico, y de infraestructura.

Ejemplo de ello, son los siguientes telegramas en los cuales se discute el financiamiento de diversas iniciativas relacionadas con la promoción turística. El primero de ellos, es el memorándum enviado por Alfredo Maillefert al secretario particular del presidente en el que se menciona lo siguiente:

 

Envía copia presupuesto sobre costo impresión y gastos material de diez mil ejemplares revista [sic] “Guayangareo”, para dar a conocer lugares propicios para el turismo en Michoacán. Que el señor presidente ha ofrecido costear gastos de dicha impresión, cuyo material literario posee ya, teniendo interés el propio funcionario en que esta revista se distribuya en el extranjero antes de que se celebre la Convención Rotaria. El presupuesto asciende a mil seiscientos y pico de pesos. Pide se giren órdenes del caso a los Talleres Gráficos de la Nación, pues el tiempo apremia.[52]

Del mismo modo, Bob Kidd, editor de la revista “Life in Oklahoma”, envió un telegrama en el que expresa que “la revista “La vida en Oklahoma”, dedicada al turismo y desea fomentar el tráfico turístico entre México y los Estados Unidos, para lo cual, proyecta enviar a un representante suyo a esta capital. Sugiere que el Gobierno invite a este y le extienda facilidades, pues se trata de una revista de gran circulación.”[53]

Otro ejemplo, es el escrito enviado por Leland S. Everett, representante del hotel Belton en Texas, que en un telegrama enviado el 12 de abril de 1931 dice tener “un plan para traer mayor número de turistas a nuestro país, pide que de aceptarse dicho plan se le paguen a él Dos Mil Dólares.”[54]

No sabemos con certeza si estos planes llegaron a concretarse, ya que las fuentes de archivo consultadas no lo mencionan explícitamente, sin embargo, lo que resulta evidente es que tanto las compañías como el gobierno habrían salido beneficiados a través de esta cooperación mutua, ya que por un lado, las empresas privadas podrían haber obtenido ganancias económicas y una mayor presencia en el mercado, mientras que el gobierno habría fortalecido su estrategia de promoción turística, proyectando una imagen positiva de México y atrayendo un mayor flujo de visitantes extranjeros, lo que demuestra el potencial del trabajo conjunto entre el sector público y privado en el desarrollo de la industria turística.

En ese sentido, resulta importante mencionar que el desarrollo de la industria turística no solo benefició a México, sino también a los Estados Unidos, quien buscó atraer a turistas mexicanos como parte de su propia estrategia económica, lo que refleja una relación bilateral en la que se buscó fomentar el flujo de viajeros entre ambos países. Evidencia de ello, se puede observar en la siguiente carta escrita el 10 de julio de 1935 por la Sra. Blanca Lazo Steinman del departamento Latino- Americano del hotel Waldorf-Astoria, ubicado en Nueva York.

En dicha carta, se manifiesta el interés de Estados Unidos por captar la atención de turistas mexicanos pertenecientes a las clases altas, promoviendo sus destinos y ofreciendo facilidades para su visita, por ejemplo, descuentos especiales:

En el otoño pasado escribimos a Ud. incluyendo una circular y un mapa de la ciudad de Nueva York, y le dimos informes acerca del Waldorf-Astoria. Desde entonces hemos tenido el placer de contar entre nuestros huéspedes muchos viajeros distinguidos de México, pero aún no hemos tenido el gusto de saludar a Ud. aquí.

Me tomo la libertad de incluirle un nuevo folleto en español del Waldorf-Astoria, que contiene más informes relativos a este hotel y a su servicio para los latino-americanos, que se ha desarrollado tanto como ha sido necesario. Hemos ocupado en todos los departamentos empleados que hablan español. Hemos establecido precios especiales para niños y criados en un restaurante particular, y fijado también precios especiales para las habitaciones que ocupan los sirvientes.

Las excepcionales ventajas del Waldorf-Astoria están a sus órdenes, y Ud. tendrá además la del servicio español gratuito de información y consejo para conocer la ciudad, ver los teatros, hacer compras, etc. Los precios en la lista son en moneda de los Estados Unidos, e iguales a los de otros hoteles de primera clase.

Si Ud. me escribe directamente tendré el mayor gusto en reservarle sus habitaciones y darle mi atención personal.[55]

 

Además, junto a esta misiva, se adjuntó un tríptico en el que se incluyen fotografías del hotel, una lista de precios (en dólares) y la descripción de las habitaciones.  A continuación, podemos observar las imágenes de dicho tríptico:

Imagen 10. Anverso del tríptico promocional del hotel Waldorf Astoria. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/8, s/f., México, 1935. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 11. Reverso del tríptico promocional del hotel Waldorf Astoria. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/8, s/f., México, 1935. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 12. Primera página del tríptico promocional del hotel Waldorf Astoria. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/8, s/f., México, 1935. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 13. Segunda parte del tríptico promocional del hotel Waldorf Astoria. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/8, s/f., México, 1935. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Imagen 14.  Tercera parte del tríptico promocional del hotel Waldorf Astoria. AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/8, s/f., México, 1935. Fotografía: Berenice Vargas Cruz.

 

 

Lo anterior, demuestra cómo el turismo se convirtió en un fenómeno de beneficio mutuo, donde ambos países aprovecharon el crecimiento de la industria para fortalecer sus economías y relaciones diplomáticas. Aunque, es importante resaltar que el turismo estadounidense buscó atraer a personas de la clase alta, ya sea mexicana o latinoamericana, por mencionar que ofrecían precios especiales para los criados o sirvientes, probablemente, porque eran la única clase social que tenía el poder adquisitivo para viajar a Estados Unidos.

Conclusiones

A lo largo de este análisis, hemos explorado cómo esta cooperación no solo fortaleció los vínculos políticos y culturales entre ambos países, sino que también resultó en beneficios mutuos para ambas naciones: para México, significó el impulso de su industria turística, la proyección de una imagen positiva en el extranjero y la atracción de visitantes e inversiones; mientras que, para el sector privado extranjero, representó oportunidades económicas derivadas de su participación en la promoción y desarrollo del turismo en territorio mexicano. Esta alianza es un ejemplo claro del impacto positivo que las relaciones diplomáticas pueden tener en el desarrollo de sectores clave para el crecimiento de un país, en este caso la industria turística.

Asimismo, en este artículo analizamos cómo el turismo se integró en los planes de reconstrucción nacional de los gobiernos posrevolucionarios y cómo la diplomacia cultural se convirtió en una herramienta importante para proyectar una imagen positiva de México en el ámbito internacional. Exploramos cómo esta estrategia fue utilizada por el gobierno de Lázaro Cárdenas para promocionarse en el exterior, consolidando la percepción de un México moderno, atractivo y culturalmente rico, al tiempo que se fortalecían tanto la industria turística como las relaciones diplomáticas con otros países, particularmente con Estados Unidos.

 

Fuentes consultadas

Archivísticas

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 92, Exp. 548.2. /1, s/f., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/9, f. 1., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/14, f. 142., México, 1939.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/14, f. 95., México, 1939.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/3, f. 7., México, 1939.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/14. s/f., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548/14 f. 168., México, 1931.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Rio, caja 921, Exp. 548.2/8 f. 5., México, 1935.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14. s/f., México, 1940.

Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14, s/f., México, 1940.

 

Electrónicas

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Bibliográficas

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Serrano, Pablo. Los tratados de Bucareli y la Rebelión Delahuertista. México: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México INHERM, 2012.

 



[1] Resultado de tesis de licenciatura.

[2] Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. (México). Miembro del Comité Organizador del Coloquio de Historia Militar de la misma institución. Correo electrónico: berenicecruz1205na@gmail.com

[3] Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. (México) Miembro del Comité Organizador del Coloquio de Historia Militar de la misma institución. Correo electrónico: antoine9496@gmail.com

[4] Jimena Mateos, “El turismo en México: la ruta institucional (1921-2006)”, Cuadernos, 14, (2016): 34, https://www.cultura.gob.mx/turismocultural/cuadernos/pdf14/articulo2

[5] Secretaría de la Defensa Nacional, “La Posrevolución”;  https://www.gob.mx/defensa/documentos/la-post-revolucion

[6] Secretaría de la Defensa Nacional, “La Posrevolución”

[7] Memorica, “Salud e higiene: preocupaciones de la Revolución a la actualidad”, https://memoricamexico.gob.mx/es/memorica/Temas?ctId=7&cId=7426df15cffa447092aaa5ed126538f4#:~:text=Se%20llevaron%20a%20cabo%20campa%C3%B1as%20de%20vacunaci%C3%B3n%20masiva%2C,Revoluci%C3%B3n%20fue%20el%20edificio%20del%20DSP%2C%20obra%20de

[8] Colegio de Ciencias y Humanidades UNAM, “Movimiento Muralista Mexicano”, https://alianza.bunam.unam.mx/cch/movimiento-muralista-mexicano/

[9] Octavio Rebolledo, “México: posrevolución, nacionalismo y política inmigratoria “, Diálogos, 18, núm. 2, (2017): 90,  https://www.redalyc.org/pdf/439/43952197004.pdf

[10] Rebolledo, “México: posrevolución, nacionalismo”, 90.

[11] Víctor Manuel Gruel Sández, “La inauguración de la Carretera Panamericana: Turismo y estereotipos entre México y Estados Unidos”, Estudios Fronterizos, 18, núm. 36, mayo-agosto (2017): 137, https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-69612017000200126

[12] Gruel Sández, “La inauguración de la Carretera Panamericana”, 137.

[13] Gerardo Mendoza, “El periódico El Pueblo y la propaganda política carrancista (octubre de 1914 - enero de 1915)”, Bibliographica, 2, núm. 2, julio-diciembre (2019): 132, https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2594-178X2019000200131

[14] Mendoza, “El periódico El Pueblo y la propaganda”, 132.

[15] Hemeroteca Nacional Digital de México, “El turismo después de la guerra”, El Pueblo, 31 de enero de 1919, http://www.hndm.unam.mx/consulta/resultados/visualizar/558a330f7d1ed64f168f7802?resultado=4&tipo=pagina&intPagina=5&palabras=turismo

[16] Archivo General de la Nación, “El origen del turismo en el México posrevolucionario”,

https://www.gob.mx/agn/es/articulos/el-origen-del-turismo-en-el-mexico-posrevolucionario

[17] Archivo General de la Nación, “El origen del turismo en el México”

[18]  Agustín Sánchez, “Enrique González Martínez y la diplomacia del régimen posrevolucionario mexicano, 1920-1931”, Temas Americanistas, núm. 48, junio (2022): 34, https://revistascientificas.us.es/index.php/Temas_Americanistas/article/view/20031

[19] Sánchez, “Enrique González Martínez y la diplomacia”, 34.

[20] Doralicia Carmona, “México y Estados Unidos firman los tratados de Bucareli”, Memoria Política de México, https://memoriapoliticademexico.org/Efemerides/9/10091923.html

[21] Pablo Serrano, Los tratados de Bucareli y la Rebelión Delahuertista, (México: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México INHERM, 2012), 15.

[21] Memoria Política de México, “México y Estados Unidos firman los tratados”

[22] Memoria Política de México, “México y Estados Unidos firman los tratados”

[23] Serrano, “Los tratados de Bucareli”, 36.

[24] El Universal, “Los Tratados de Bucareli cumplen 100 años, buscaban restablecer las relaciones con E.U.” ,El Universal, 13 de agosto de 2023. https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mochilazo-en-el-tiempo/los-tratados-de-bucareli-cumplen-100-anos-buscaban-restablecer-las-relaciones-con-eu/

[25] El Universal, “Los Tratados de Bucareli cumplen 100 años”

[26] El Universal, “Los Tratados de Bucareli cumplen 100 años”

[27] Jorge Shiavon, “Sobre contagios y remedios: el New Deal y su impacto sobre la administración cardenista”, Iztapalapa, núm. 52, enero-junio (2002): 348,  https://revistaiztapalapa.izt.uam.mx/index.php/izt/issue/view/35

[28] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 354.

[29] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 354.

[30] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 353.

[31] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 354.

[32] Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14, s/f., México, 1940.

[33] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14, s/f., México, 1940.

[34] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 355.

[35] Shiavon, “Sobre contagios y remedios”, 355.

[36] José Manuel Martínez y Catherine R. Ettinge, “Pátzcuaro da la bienvenida al turista. la obra de Lázaro Cárdenas al norte de la ciudad”, Revista Legado de Arquitectura y Diseño, 16, núm. 29, ( 2021): 1, https://www.redalyc.org/journal/4779/477966601023/html/

[37] Martínez y Ettinge, “Pátzcuaro da la bienvenida al turista”, 1.

[38] Iraís Avilés García, “La diplomacia cultural como herramienta de política exterior y la implementación de Años Duales como estrategia diplomática”, Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, núm. 143-144, junio (2022): 260, https://www.revistas.unam.mx/index.php/rri/article/view/86017

[39] Avilés, “La diplomacia cultural como herramienta”, 260.

[40] Citado por Gilberto Giménez, Teoría y análisis de la cultura, (México: CONACULTA, 2005): 67-68.

[41] Fabiola Rodríguez Barba, “Diplomacia cultural. ¿Qué es y qué no es?”, Espacios Públicos, 18, núm. 43, mayo-agosto (2015): 37, https://www.redalyc.org/pdf/676/67642415002.pdf  

[42] Rodríguez, “Diplomacia cultural”, 38.

[43] Rodríguez, “Diplomacia cultural”, 42.

[44] Rodríguez, “Diplomacia cultural”, 44-45.

[45] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940.

[46] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548.2/1, s/f., México, 1940.

[47] Rockfeller Center, “Arte e Historia”, https://www.rockefellercenter.com/art-and-history/

[48] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548.2/1, s/f., México, 1940.

[49] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548/9, f. 1., México, 1940.

[50] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548/14, f. 142., México, 1939.

[51] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548/14, f. 95., México, 1939.

[52] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/3, f. 7., México, 1939.

[53] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp. 548/14. s/f., México, 1940.

[54] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548/14 f. 168., México, 1931.

[55] AGN, Fondo Lázaro Cárdenas del Río, caja 921, Exp.548.2/8 f. 5., México, 1935.